Un gran reto se nos puso hoy, tendríamos que lograr sentir. Es así como nuestros sentidos algo tercos, lograron abrirse y percibir cosas inimaginables.
De un momento a otro no logré ver. El trayecto avanzado había sido corto, luego del metro cruzamos el rio Mapocho, el día frio se vio apoyado por la humedad que rodeaba esos intensos colores de las flores, el día nublado no dejó asomarse a ningún rayo de sol, de pronto llegamos y muchas cosas se veían, cientos de cajones y personas caminando de un lado a otro, desde animales a verduras y mariscos. Todo lo que quisiéramos encontrar estaría allí, pero esto sería diferente.
Desde pequeña iba con mi padre, siempre fue divertido para mí el hecho de encontrar muchas cosas diversas y siempre pedir algo, ya sea, un juguete o un dulce, o pasar por el puesto de las pastillas y comprar muchas vitaminas c, ir a ver a los conejos o simplemente comer sopaipillas en el invierno. En esos tiempos mi viaje siempre era guiado por mis padres que tenían un recorrido casi formado de acuerdo a las cosas que compraban a menudo.
Sin embargo, hoy fue todo diferente al no ver, mi recorrido sería formado tan sólo por mi instinto, sí esta vez yo podría crear mi rumbo, a la vez que me atraían los diversos olores presentes. Al comienzo me sentí insegura al saber las dimensiones y la amplitud del lugar con anterioridad, tenía miedo de tropezar y caer, pero con el apoyo de la Dani y la Andi no fue así.
Recorrido formado a traves del olor:
1.- Dulce
2.- Picante
3.- Mariscos
4.- Humedo
5.- Choripan
6.- Cigarro
7.- Oregano
Al juntar los objetos comprados logramos tener una gama de objetos atractivos, uno en especial me llamo la atención por su forma curva con un color café claro, ya que era algo amorfo en su estructura imagine que su olor era como un trozo de madera con un toque de canela o nuez moscada, pero al cortar una parte, en su interior descubrí un color verde limón y de inmediato lo compare con la sensación que nos da el kiwi, ya sea, con la diferencia de su exterior e interior, en este caso el aroma que expelía el jengibre era abrupto, un fuerte olor a limón, me dio una sensación ácida, pero compacta, una unidad seca.
Mientras que el kiwi exteriormente no representa mucho ya sea por el tacto su cascara áspera y punzante no manifiestan la riqueza de su interior, que cuando se observa, el paladar se rompe por lo fuerte de su aroma.
Distintos recuerdos provocaban en todos nosotros los diversos objetos, en general como personas tendemos a quedarnos con imágenes, olores o sensaciones de un objeto y siempre que tendemos a ver algo parecido lo comparamos, creemos que es igual a lo conocido ya anteriormente. Al igual que si nos describen algo, tendemos a imaginarlo, pero con recuerdos.
Recuerdo que en el colegio vendían estas sopas instantáneas con fideos, siempre acompañaba a la Naty a comprar en el segundo recreo, luego íbamos al árbol, yo me tomaba mi yogurt y la Naty su sopa, mirábamos a la gente que pasaba alrededor y no dejábamos a nadie libre de nuestros comentarios. Al término del recreo entrabamos a la sala, nos sentábamos atrás y ella comenzaba su guerra con cáscaras de naranja. Era tan cómico el hecho de que nunca me ha gustado el olor de la sopa y la naranja, pero por compartir esos momentos con mi amiga daba lo mismo, las risas no se comparan con mi incomodidad ante esos olores fuertes.
La vega, más bien conocido como el mercado central, desde su inicio sirvió de abastecimiento para la ciudad de Santiago, ubicado al otro lado del río Mapocho, en el cual vivía la Chimba (población popular), esta tenía la función de abastecer de productos frescos a la ciudad.
Referentes: Amélie